Un plato asombrosamente fácil y con un resultado sorprendente:
- 30 g. de rooibos
- 1 rama de canela
- 10 cucharadas de azúcar
- 200 ml. de leche
- 400 ml. de agua
- 6 hojas de gelatina
Remojamos las gelatinas en agua fría y las dejamos sumergidas hasta el momento de necesitarlas. Ponemos a hervir el agua y añadimos el rooibos con la rama de canela y el azúcar. Dejamos hervir 3 o 4 minutos.
Apartamos del fuego, colamos y le añadimos las gelatinas removiendo hasta que estén bien disueltas. Añadimos la leche, removemos un poco más y vertemos en moldes. Dejamos enfriar en la nevera al menos unas dos horas.
Apartamos del fuego, colamos y le añadimos las gelatinas removiendo hasta que estén bien disueltas. Añadimos la leche, removemos un poco más y vertemos en moldes. Dejamos enfriar en la nevera al menos unas dos horas.
En el momento de desmoldar sumergimos los moldes unos segundos en agua caliente y saldrán sin ningún problema.
Es ideal para preparar con niños, ya que es muy sencillo y además contrario a lo que algunos piensan el rooibos lo pueden tomar sin problemas, ya que no es té y no contiene ninguna sustancia excitante.
Una combinación muy original si señor, nunca he probado ese te pero no me importaría .
ResponderEliminarBesos
Pues ya sabes Maky, anímate y me cuentas qué tal.
ResponderEliminarMe parece muy original. No había leído sobre los rooibos.
ResponderEliminarQue original!! me encanta el rooibos y la canela, lo probaré :)
ResponderEliminarMuchísimas gracias por vuestro ánimo, Rosa y Ana.
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