¿Un bizcocho salado? ¿A quién se le podría ocurrir hacer un bizcocho de este tipo? Pues a mí, y aunque sea algo extraño la verdad es que ha salido una receta sorprendente y rica, estupenda para acompañar con una cerveza como aperitivo.
Los ingredientes que necesitaremos para preparar esta receta son los siguientes:
- 275 g de harina de media fuerza
- 50 g de queso rallado en polvo
- 200 ml de aceite
- 3 huevos medianos
- 50 g de jamón serrano
- 1 cucharada de levadura química o polvo de hornear
- Mantequilla para untar el molde
Precalentamos la parte baja del horno a 180º C. Batimos los huevos y tamizamos la harina junto con la levadura y el queso en polvo, que pondremos en un bol y hacemos un hueco en el centro a modo de volcán.
Añadimos los huevos batidos y removemos con un tenedor, y cuando esté mezclado añadimos el aceite. Seguimos removiendo bien hasta que todo esté bien integrado y tengamos una pasta homogénea que cuesta un poco amasar, algo granulada.
Picamos el jamón en trozos pequeños y lo incorporamos a la mezcla mientras removemos un poco más. Untamos un molde para bizcochos de tipo plum-cake con mantequilla y metemos la pasta, que aplastaremos con cuidado para que esté bien repartida y todo esté igualado. Mientras el horno coge temperatura dejamos el molde en la nevera.
Una vez que el horno esté listo encendemos también la parte de arriba y colocamos el molde en la parte baja. Dejamos que se vaya haciendo durante 40 minutos, hasta que al pinchar con un palillo este salga limpio.
Sacamos del horno y dejamos reposar unos minutos, para que la espuma que ha producido el aceite baje y podamos desmoldarlo. Al cortarlo en trozos es muy fácil que se desmorone, de modo que es conveniente servirlo con cuidado.
¿Qué me dices? ¿Te atreves a hornear tu propio bizcocho salado?