La idea de esta receta ha surgido como una forma de aprovechar un resto de carne de conejo asada, pero se puede preparar desde cero, simplemente cocinando la carne a la plancha o de algún otro modo. Sea como sea, el resultado es igual de rico.
Para preparar esta salsa, los ingredientes que necesitarás son los siguientes:
Picamos el queso todo lo pequeño que podamos, y cuando la nata empiece a calentarse lo añadimos, removiendo continuamente con unas varillas, hasta que el queso se funda bien y se integre en la nata. Hay que ser paciente, pero no conviene subir el fuego para ganar tiempo.
Cuando esté bien mezclado añadimos el conejo salteado y removemos bien a fuego lento para que todos los sabores se unan.
Ponemos a cocer la pasta en abundante agua con una pizca de sal. La dejamos al punto que más nos guste, mientras mantenemos caliente la salsa, removiendo para que no se cuaje.
Escurrimos bien la pasta, la servimos en platos y colocamos la salsa por encima, espolvoreando con un poco de perejil picado si queremos.
El resultado es una salsa con los matices del queso y el conejo, pero sin que ninguno de los sabores destaque por encima de otro.
Para preparar esta salsa, los ingredientes que necesitarás son los siguientes:
- 200 ml de nata para montar
- 100 g de queso viejo
- 1/4 de conejo asado o a la plancha
- 1 diente de ajo
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- 400 g de pasta larga
- Perejil picado (opcional)
Picamos el queso todo lo pequeño que podamos, y cuando la nata empiece a calentarse lo añadimos, removiendo continuamente con unas varillas, hasta que el queso se funda bien y se integre en la nata. Hay que ser paciente, pero no conviene subir el fuego para ganar tiempo.
Cuando esté bien mezclado añadimos el conejo salteado y removemos bien a fuego lento para que todos los sabores se unan.
Ponemos a cocer la pasta en abundante agua con una pizca de sal. La dejamos al punto que más nos guste, mientras mantenemos caliente la salsa, removiendo para que no se cuaje.
Escurrimos bien la pasta, la servimos en platos y colocamos la salsa por encima, espolvoreando con un poco de perejil picado si queremos.
El resultado es una salsa con los matices del queso y el conejo, pero sin que ninguno de los sabores destaque por encima de otro.