Esta receta puede ser sumamente sencilla: se fríen las patatas, se mezcla un bote de tomate frito con una cucharada de tabasco y listo. Pero entonces, hacer esta receta no sería tan divertido, ¿verdad? Además, unas patatas bravas se merecen dedicarles un poco más de tiempo y creatividad. Empezamos.
Todo un clásico de las terrazas de verano, las bravas se encuentran en la carta de todos los bares españoles. |
- 600 g de patatas
- 100 ml de leche desnatada
- 150 ml de aceite de oliva suave
- 1 diente de ajo
- 3 o 4 guindillas de cayena
- 1 cucharada sopera de pimentón picante
- 1 cucharadita de vinagre de manzana
- Sal
- Aceite para freír
- Agua
Ponemos a calentar una cazuela con agua y sal. Pelamos las patatas y las cortamos en gajos y las cocemos diez minutos cuando el agua esté hirviendo. Pasado ese tiempo las sacamos y las escurrimos. Ponemos a calentar abundante aceite y las freímos en tandas pequeñas hasta que estén doradas por fuera y tiernas por dentro.
A continuación preparamos la salsa:
En el vaso de la batidora ponemos el diente de ajo, al que podemos retirar el germen para que no repita, las cayenas, la leche, el aceite, la sal y la cucharada de pimentón. Metemos el brazo de la batidora hasta el fondo del vaso y la ponemos en marcha, subiendo poco a poco hasta obtener una emulsión cremosa.
Acompañamos las patatas con la salsa y la llevamos a la mesa enseguida, antes de que se enfríen. ¡Que aproveche!
Esta receta se puede servir como aperitivo o como acompañamiento de carnes y pescados. ¡Y qué mejor que una buena cerveza para acompañar! Por ejemplo una Palm Special.