Sabéis que las galletas son mi asignatura pendiente, pero no por ello me doy por vencido. Hoy os presento unas ricas galletas con estilo americano, las clásicas cookies a las que en lugar de pepitas de chocolate negro llevan chocolate blanco. Y os aseguro que están buenísimas.
Si os animáis a prepararlas os dejo con los ingredientes:
- 150 g de harina de trigo
- 50 g de cacao en polvo
- 150 g de azúcar
- 75 g de mantequilla blanda
- 1 huevo
- 1/2 cucharadita de vainilla en polvo
- 1/2 cucharadita de bicarbonato
- 100 g de chips de chocolate blanco (o una tableta pequeña cortada en trocitos)
- 1 pizca de sal
En un bol batimos la mantequilla junto con el azúcar hasta que todo esté bien integrado. La textura debe ser parecida a la de una crema. Es muy importante que la mantequilla esté blanda pero no fundida, así
que lo mejor es dejarla fuera de la nevera durante unas horas.
Añadimos el huevo (que también debe estar a temperatura ambiente para que la masa se mezcle bien) y seguimos batiendo con las varillas.
Tamizamos la harina, el cacao, el bicarbonato, la vainilla y la sal y la añadimos poco a poco hasta conseguir una masa un poco pegajosa pero que no esté líquida.
Ponemos a calentar el horno a 180º C (la temperatura depende de cada horno) para tenerlo preparado en el momento de meter la bandeja en el horno. Mezclamos las pepitas de chocolate con mucho cuidado de que no se rompan. Apartamos algunos para colocarlos más tarde.
Ponemos cucharadas de masa sobre una bandeja dejando suficiente espacio entre ellas porque en el horno aumentarán su volumen. Colocamos el resto de pepitas que hemos apartado por encima.
Introducimos la bandeja en la parte media del horno y dejamos que se hagan durante 10 minutos. Sacamos las galletas del horno y las dejamos templar un poco. Después las dejamos sobre una rejilla para que terminen de enfriarse.
Si en lugar de pepitas de chocolate utilizamos una tableta cortada en trocitos, es mejor dejar en el congelador hasta el momento de utilizarlo. Se tostará un poco por encima pero seguirán estando igual de buenas.
El resultado son unas deliciosas galletas tostadas por fuera y tiernas por dentro, perfectas para la merienda. ¡A ver quien se anima y las prepara!